domingo, 4 de octubre de 2009

EL DESTINO DE LOS MUERTOS VIEJOS

En el cementerio de Luján existe una fosa a la cual van a parar los huesos de los muertos viejos, es decir, de quienes llevan sepultados más tiempo del que han abonado y que, en consecuencia, deben ser desalojados. Los restos últimos son arrojados en ese lugar sórdido, y uno pasa por ahí, los ve y se imagina una orgía aburrida: todos mezclados, pero sin moverse.
Sin embargo, cuando llega la hora en que los jóvenes salen de sus elegantes cajones, los del foso también despiertan, y se recomponen lo mejor que pueden. El desparramo de fémures, falanges y cráneos dificulta la tarea, y muy rara vez alguno recupera todas sus partes originales: es más frecuente que cada uno, en el apuro, se arme con lo primero que encuentre. Así, los restos de una señora corpulenta se mezclan con los de un pordiosero borracho y con los de un obrero textil. La confusión de personalidades es aberrante: por ejemplo, en el caso en que el engendro recién mencionado se encuentra con un caballero que logró una bastante buena confección de su esqueleto. Éste dice a la dama, seducido por la delicadeza de su cadera:
-¿Baila, señorita?
Y los tres seres que conforman ese cuerpo se pelean, todos quieren hablar al mismo tiempo, y en efecto lo hacen:
-Señora: soy casada. ¿No se da cuenta de que soy un hombre, imbécil? A propósito, ¿no tendrá para convidarme un vasito de vino? Está bien, bailemos. Pero no por eso vaya usted a creer que soy maricón, ¿eh? ¡Si me viera mi marido! ¡Ay Ferdinando, perdoname!
Mientras dura el discurso, el pretendiente se asusta, se aburre, y parte en busca de alguien más razonable. Es lógico suponer que no va a encontrarlo.
El resultado final es el siguiente: llega el amanecer y todos vuelven a ser nadie. El caballero bien conformado desperdició su quizás única oportunidad de ser casi todo él mismo: la noche siguiente no tendrá más remedio que unirse al escandaloso juego de todos los demás.
He aquí otra muestra de la injusticia del sistema, que acecha hasta en la muerte: todo se basa en el dinero. Al no gozar de sus beneficios, las personas van a parar a la basura (en este caso a la fosa común, lo cual es casi lo mismo), y ni siquiera es posible vivir la muerte con dignidad.

No hay comentarios: